En 2011 se implementó un
proyecto tecnológico educativo en el Colegio Nº 2 Domingo F.
Sarmiento de la Ciudad de Buenos Aires, el cual se denominó
“Sarmiento 1 a 1”, en cuyo marco se realizó la actividad
“Creación de Estados”, experiencia pensada para ser trabajada
desde tres espacios curriculares: Historia, Educación Cívica y
Geografía, tratando conceptos tales como Estado, Nación,
territorio, modelos productivos, formas de gobierno, etc. La misma
tuvo una duración de algunos meses, y es en base al planteo, el
desarrollo y los resultados obtenidos que se hace esta crítica
reflexiva.
A mi parecer, el objetivo
fundamental de este trabajo fue doble: por un lado incorporar
herramientas tecnológicas a la educación de forma tal que
asistieran a una tarea pensada para lograr construcción de
conocimientos y, por otro, articular diferentes disciplinas en pos de
lograr una integración de contenidos que dieran forma a un tema, la
Creación de Estados. Así, construir y articular podrían ser los
objetivos principales de dicha actividad.
Uno de los docentes
propuso la división en grupos de trabajo, cada uno representando a
un tipo de Estado con su forma de gobierno. Mediante el trabajo
participativo debieron elegir una bandera, una canción (que oficiara
de himno nacional) y un nombre para su Nación, todo ello a partir
del uso de netbooks y de Internet. Esta forma de trabajo permitió la
extrapolación del trabajo de aula a diferentes ámbitos, distintos
del escolar: la casa, la plaza, el bar de la esquina; una
característica muy productiva de las netbooks, diferente a las PC
utilizadas con anterioridad en las salas de informática de las
escuelas: se logró así la ubicuidad de la información, esa que las
vuelve una herramienta fundamental en el aspecto educativo. Disponer
de una netbook en cualquier momento y lugar, más aún si se dispone
de Internet, configura un ámbito de aprendizaje muy productivo.
Con respecto a la bandera
de cada Nación, teniendo en cuenta que ésta se eligió a partir de
una imagen, debemos destacar el uso del recurso como “pedagogía de
la imagen”, pues la elección estuvo influida por ideas previas de
los alumnos, pero seguramente realizar la búsqueda produjo en ellos
un cambio de perspectiva, provocando “feedback”, una
retroalimentación que generó construcción, deconstrucción,
pensamientos encontrados, hasta terminar decantando por una
definitiva. Así, ellos eligieron una imagen que, aunque objeto
inanimado, ejerció influencia de retorno, de forma que los alumnos,
que cumplían en un principio el papel de “receptores”, se
convirtieron en “emisores”; y en parte, de eso se traba la
“pedagogía de la imagen”.
Los resultados fueron muy
buenos, pues se logró la participación activa de los chicos, la
construcción de conocimientos, la articulación de las diferentes
disciplinas, ya que para analizar una forma de gobierno debían
hacerlo en conjunción con el modelo productivo, y éstos a su vez
siendo analizados desde el punto de vista cívico, el respeto a los
derechos humanos, etc. Una experiencia que demuestra cómo, cuando a
los chicos se les brinda una tarea que los moviliza, pueden trabajar
desde el espacio curricular que a uno se le ocurra, logrando así una
verdadera construcción y significación de aprendizajes, además de
incentivar la participación y la interrelación personal.
Los videos, a partir de
los cuales se realizó parte de esta breve crítica, pueden verlos
aquí:
Como dato anecdótico, un
detalle que puede resultar risueño: una de las actividades de la
experiencia consistió en realizar una votación, una práctica
fundamental de la democracia, siendo que uno de los candidatos
era, paradójicamente, una forma de gobierno monárquica...
a veces, la realidad supera a la ficción...